THE THIRD MIND

  A film by Mònica Llag

 



The Third Mind A film by Mònica Llag

Direction and original concept: Mònica Llag
Director of Photography: Irene Royo
Sound design: Raquel Tort
Graphic design: Anna Habash
Edition and Post productio: Mònica Llag

5 min 30 seg.

    The Third Mind is an animated short film that explores the intersection between identity, space, and memory through the transformative journey of a character who decides to leave their comfort zone and move to another country. The narrative is articulated through the dialogue between two internal figures: The Intellect, a head that embodies logic and critical thinking; and Intuition, a figure that camouflages with the environment and expresses itself through the body, gestures, and the unconscious.

 

Definir la identidad es como intentar encerrar el viento en una caja. No es posible capturarla en las redes del lenguaje sin que algo esencial se escape. Es posible trazar contornos, sugerir formas, nombrar ciertos fragmentos, pero toda definición corre el riesgo de congelar lo que por naturaleza es dinámico, móvil, en transformación constante. La identidad es una interacción entre el yo y el mundo, un proceso, una danza de espejos entre lo que creemos ser, lo que los otros nos devuelven, y lo que aún no sabemos de nosotros mismos. Cualquier intento de definirla es siempre parcial, siempre momentánea, porque implica al mismo tiempo lo íntimo y lo colectivo, lo estable y lo mutable.





CHARACTERS
   
Character I

Intellect


Intuition



    Desde una mirada poética, la identidad es como una casa llena de habitaciones, algunas exploradas y otras por descubrir. No se define, se siente, se percibe, entre los espacios y silencios, en los ecos, los pliegues, la certeza y la duda. Se vislumbra en los gestos de un cuerpo, se nutre en las relaciones interpersonales y las experiencias vividas. Es pregunta y mapa que se dibuja mientras se recorre. A veces se pierde y luego se encuentra distinta. A veces duele y a veces libera. Cada definición es apenas un destello fugaz. Quizá lo más honesto es sencillamente habitarla: con sus luces y sombras, con sus contradicciones, sus pérdidas y reencuentros. Y que en cada intento de habitarla, siempre exista la posibilidad de que lo desconocido nos transforme. Entre la piel y el mundo, la identidad teje sus hilos invisibles. Es tanto raíz como horizonte, tanto memoria tallada en la corteza del tiempo como semilla del devenir.

    The piece develops a symbolic universe through miniature scenographies, where the character moves through different domestic and emotional spaces in search of new ways of living. In this journey, questions such as the construction of identity, the influence of spaces on our daily practices, and memory as a narrative and resistance force are explored.

    El espacio es un organismo vivo que respira junto a nosotros, que muta con nuestros pasos, que memoriza nuestros hábitos, que nos conoce íntimamente. Es un testigo silencioso que nos envuelve y nos interpela: cada pared, cada hueco, cada esquina cuenta una historia. No se limita a contenernos, nos transforma. Todo espacio se despliega como un tablero de juego donde cada movimiento cuenta, donde cada posición redefine las reglas. La arquitectura doma y domestica el espacio y el tiempo para morada del hombre, convierte el mundo físico en un hogar, nos ofrece refugio, pero también nos desafía, nos obliga a despojarnos de nuevas formas, a reinventar la manera en que ocupamos el mundo. A través de nuestras ciudades, de nuestro microcosmos, aprendemos a reconocernos, a recordar quiénes somos y a dónde pertenecemos.








MINIATURE
SCENOGRAPHIES


Scenario I


Scenario II


Scenario III
    El espacio es un cuerpo que nos contiene, habitarlo no es meramente recorrerlo: es escucharlo, dejarse afectar por su latido, dejarse conmover por su respiración. Cada lugar nos penetra, nos altera, nos reescribe el ritmo. En ese diálogo visceral entre nuestro cuerpo y el cuerpo del entorno, se tejen filamentos invisibles que nos anclan y nos transforman. Así como nuestros órganos guardan memorias celulares de lo vivido, el espacio acumula marcas profundas: grietas, manchas de luz, zonas de silencio. Habitar un espacio es entrar en contacto con su carne invisible hecha de historia y presencia. Al hacerlo, se activa un vínculo orgánico, el espacio comienza a latir con nuestro ritmo, y nosotros adoptamos algo de su cadencia eterna.

    In this context of transformation, the short film also addresses contemporary issues such as the difficulty of access to housing. The piece explores the need for rootedness and the individual’s capacity to adapt, proposing a reflection on identity understood as a multiple and constantly evolving process, on space as an active agent in the configuration of the self, and on memory as an essential force capable of narrating our stories and sustaining the subject in the face of instability.


    La memoria es una constelación de experiencias que habitan diferentes territorios de nuestra existencia. Es un río subterráneo que fluye simultáneamente por tres cauces: la mente, el cuerpo y el espacio. Cada dimensión de la memoria —mental, corporal y espacial— nos constituye de manera distinta pero complementaria, tejiendo la compleja red que llamamos identidad. En este silencioso diálogo entre lo que pensamos recordar, lo que nuestro cuerpo sabe sin palabras y lo que los espacios han absorbido de nuestro existir, se escribe la memoria de quienes somos.









  La mente misma se reconoce como un espacio abstracto: imaginamos recuerdos y memorias dispuestas en habitaciones mentales. Atravesamos el mundo físico y lo impregnamos de significado, lo llenamos de tiempo y de experiencias que se sedimentan como capas geológicas. A través del cuerpo la memoria se ancla en gestos, sonidos, texturas, olores, recorridos, que desencadenan los recuerdos. Es el cuerpo el gran archivista que recuerda cómo se habita un lugar, cómo gira una llave específica, cómo se recorren los tres escalones desiguales sin tropezar, cómo se apropia del espacio y lo convierte en hogar. La memoria es la sustancia etérea que hace habitable el espacio, que lo carga de sentido. Y al mismo tiempo, el espacio se vuelve la gran superficie que conserva nuestro paso por el mundo, piel colectiva donde cada ser deja inscrita su huella antes de desvanecerse.



  The Third Mind is the space where the boundaries between the physical and the mental become blurred: a symbolic territory that is generated in the dialogue between reason and intuition, the third consciousness that is born from their encounter. This “third mind” also functions as a metaphor for shared intelligence, a form of knowledge that expands in the collective, in the bond with the other. The piece thus invites us to cultivate inner listening, organised improvisation, and critical thinking as tools for education, transformation, and collective creation.






Aquesta actuació està impulsada i subvencionada pel Departament d’Empresa i Treball i cofinançada per la Unió Europea mitjançant el Fons Social Europeu Plus”.
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